Si estás leyendo este artículo seguramente estés pasando por situaciones donde te cuesta controlar las emociones. Existe algo llamado inteligencia emocional y se trata de la capacidad de manejar adecuadamente todas las sensaciones producidas en las relaciones interpersonales. De este modo, cuando nuestro jefe dirija una observación de nuestro comportamiento, sabremos cuál es la forma correcta de reaccionar.

Es importante dedicar tiempo al autoconocimiento. Diariamente, nuestra forma de actuar con los demás nos advierte de lo positivo, así como de lo negativo. Si quieres tomar el control de tus sensaciones internas debes principalmente observarlas con detenimiento, lo cual supone, incluso, escuchar de los demás todo lo que perciben de nuestro comportamiento. Para lograr tener una inteligencia emocional, hemos dispuesto para ti 4 herramientas sumamente valiosas.

Empieza a leer con lupa tus emociones

Para entender tus emociones es necesario primero identificarlas. Muchas veces no nos detenemos a pensar cómo nos sentimos frente a las situaciones lidiadas día tras día. Esto pasa porque no estamos acostumbrados a trabajar nuestro control emocional. Desde la infancia, hasta la adultez, podemos convivir con los demás sin analizar todas las reacciones despertadas a partir de las interacciones sociales.

Es fundamental hacer un repaso, preferiblemente al finalizar el día, de todas aquellas vivencias generadoras de malestar o felicidad y subraya tus comportamientos frente a esas situaciones. El problema es que cuando postergamos esta revisión o si nunca la realizamos, vamos alimentando sobre todo las experiencias negativas y, en consecuencia, llegan los momentos donde explotamos emocionalmente por no haber identificado el problema.

No puedes cambiar a los demás, pero si puedes convertirte en mejor persona

Es importante comprender que en las relaciones interpersonales no es posible cambiar las actitudes de los demás, pero si controlar nuestras emociones para convertirnos en mejores personas. Por ejemplo, cuando alguien cercano a ti empieza a gritarte porque simplemente está enojado, puedes escoger dos vías para afrontar esa situación.

La primera opción es enojarte tú también e iniciar una discusión sin posible solución. La opción más enfocada desde la inteligencia emocional sería asumir una actitud de madurez donde le digas a la otra persona que cuando pase su enojo pueden dialogar para resolver el conflicto existente.

Aprende a compartir tus emociones

Las emociones mientras más se expresan verbalmente mejor llegan a controlarse. Cuando una persona es capaz de conversar acerca de cómo se siente, significa que ha logrado identificarlo y, por ende, puede compartirlo con los demás. No todos tienen por qué saber tus sentimientos, solo las personas más cercanas a tu círculo de amistad.

Todos en algún momento necesitamos ser escuchados. La tristeza nos impulsa a sentirnos solos, pero el diálogo con los demás nos abre a la posibilidad de manejar correctamente lo que sentimos. Lo importante ante todo es no dejar acumular sentimientos negativos, porque estos son los principales generadores de malestar y son causantes de comportamientos impulsivos en situaciones de rabia.

Practica deporte y realiza ejercicios de respiración profunda

El deporte nos ayuda a drenar todas las emociones negativas derivadas de situaciones en el entorno social. Después de tener un mal día, en vez de pagar los platos rotos con los demás, es una buena alternativa salir a trotar para despejar la mente y liberar la tensión generada por el malestar acumulado durante la jornada.

Está comprobado que las personas cuando practican deportes tienen mayor inteligencia emocional debido a la capacidad de superar obstáculos sin la necesidad de perjudicar a las demás personas. La autorregulación emocional se puede desarrollar a través de la práctica deportiva, debido a la infinidad de emociones con las que se deben lidiar en los juegos de alta competitividad.